El senador centrista Rodrigo Paz Pereira, del Partido Demócrata Cristiano, se impuso en la segunda vuelta con el 54,53% de los votos y sucederá a Luis Arce. Promete unidad nacional y priorizar la recuperación económica en un país marcado por la crisis, la escasez de dólares y la fragmentación política.

Después de semanas de intensa campaña y debates sobre el rumbo económico y político del país, Bolivia eligió este domingo a su nuevo presidente. Los resultados preliminares del Tribunal Supremo Electoral (TSE) confirmaron el triunfo del senador centrista Rodrigo Paz Pereira, quien asumirá el desafío de gobernar en un contexto de crisis económica y polarización social.
Con el 97% de los votos escrutados, Paz, candidato del Partido Demócrata Cristiano (PDC), se impuso sobre el ex presidente Jorge Quiroga (2001-2002), de Libre, con un 54,53% frente a un 45,47%. De esta manera, Bolivia concreta una transición política inédita tras casi dos décadas de predominio del Movimiento Al Socialismo (MAS).
En su primer discurso como presidente electo de Bolivia, Rodrigo Paz hizo un llamado a la unidad nacional y destacó que está dispuesto a trabajar con “todos los hombres y mujeres que quieran a la patria”. Agradeció además los saludos de los presidentes de la región y aseguró que “Bolivia vuelve a recuperar paso a paso su escenario internacional”.
Por su parte, el vicepresidente electo Edmand Lara fue el primer dirigente del PDC en hablar públicamente, con un mensaje conciliador: “Hoy el pueblo nos da la oportunidad de gobernar Bolivia para todos. Llamo a la unidad y a la reconciliación de los bolivianos. Se acabó la campaña política, hay que trabajar por Bolivia, la patria está primero”.
Al reconocer su derrota, Quiroga felicitó a Paz y descartó cualquier indicio de fraude. “Entiendo el dolor que nos embarga, pero si tuviéramos evidencia sistémica de irregularidades, la pondríamos sobre la mesa”, afirmó.
Fin de la era del MAS y comienzo de un nuevo ciclo político
La segunda vuelta presidencial marca el cierre de un ciclo político dominado por el MAS, que gobernó desde 2006, primero con Evo Morales y luego con Luis Arce. El oficialismo había sido derrotado ya en la primera vuelta de agosto, donde obtuvo apenas el 3,1% de los votos.
En tres semanas, Arce entregará el mando en medio de una recesión económica profunda. El desplome de la industria de los hidrocarburos —principal fuente de ingresos del país— provocó escasez de combustibles, aumento sostenido de precios y una crisis cambiaria por la falta de dólares en el mercado.
Las propuestas del nuevo gobierno
Durante la campaña, las propuestas económicas dominaron el debate. Paz prometió reducir el gasto fiscal, redistribuir el presupuesto en favor de las regiones y promover reformas tributarias bajo el concepto de “capitalismo para todos”. Además, descartó acudir inicialmente a los organismos financieros internacionales y apostó por una mejor administración del gasto público. “Cuando no se roba, la plata alcanza”, repitió durante los debates.
El analista político Carlos Saavedra advirtió que el nuevo gobierno “entrará a apagar un incendio económico” y que la reforma institucional de la justicia y otras medidas estructurales podrían quedar en segundo plano.
Un Congreso fragmentado y desafíos inmediatos
Uno de los principales retos para Paz será la gobernabilidad. Ninguna fuerza política logró mayoría parlamentaria y la nueva Asamblea Legislativa Plurinacional quedó compuesta por seis partidos. Según Saavedra, además de la fragmentación legislativa, existen divisiones internas dentro de los propios frentes.
Con el anuncio de los resultados, Bolivia inicia una nueva etapa política marcada por expectativas y desafíos. El presidente electo Rodrigo Paz Pereira asumirá su mandato en un país polarizado y con urgencias económicas, mientras la ciudadanía espera que su gobierno traduzca el cambio electoral en estabilidad, diálogo y soluciones concretas a los problemas más críticos del país.