Trabajadores del Garrahan, en pleno conflicto gremial, denunciaron presiones del gobierno de Milei para frenar el paro y exigen la renuncia de las autoridades en el centro pediátrico.

El Hospital Garrahan atraviesa un conflicto grave que suma semanas. Los residentes denunciaron amenazas con telegramas que advertían despidos si no levantaban las medidas de fuerza previstas para este jueves. La protesta, en defensa de mejoras laborales, fue levantada por temor, pero la tensión sigue.
Carolina Goedelman, jefa de Hematología y dirigente sindical, explicó que primero se avisó a los jefes sobre la contratación de médicos para reemplazar a los residentes en huelga. Luego, los telegramas intimidatorios llegaron directamente a los trabajadores, generando miedo. “Les dijeron que los telegramas de despido estaban listos y se iban a enviar si no levantaban el paro”, aseguró.
Este accionar provocó un rechazo unánime. La amenaza directa fue considerada una maniobra de presión del gobierno nacional y de las autoridades del hospital, bajo gestión ligada a Javier Milei.
Exigen renuncia del Consejo de Administración
Tras una asamblea masiva, el personal del Garrahan pidió la renuncia del Consejo de Administración —integrado por El Kik, Menehem, Dalmazzo y Pérez— por su rol en la crisis. Mientras, continúa el paro del personal de planta en apoyo a los residentes, que se extenderá hasta este viernes a las 7 de la mañana.
El comunicado oficial de los trabajadores denuncia extorsiones y falta de propuestas concretas. Luego de una audiencia en la Secretaría de Trabajo, sin avances, el conflicto escaló. Para este sábado y la próxima semana están programadas nuevas jornadas de paro y movilizaciones hacia Plaza de Mayo.
Goedelman calificó de insuficiente el aumento anunciado, que se financiaría con recursos propios del hospital y no mediante un incremento presupuestario nacional. “El sueldo de residentes depende de Nación, no del hospital”, precisó.
Los bonos otorgados, dijo, son no remunerativos y no suman para aguinaldo ni jubilación. Además, no se reparten de forma equitativa: los residentes reciben más que el resto del personal, lo que genera tensiones internas.
Paro total y crisis institucional
La planta permanente del Garrahan mantiene el paro total hasta este viernes, reclamando mejores salarios y condiciones laborales. En la última conciliación obligatoria, las autoridades no hicieron ningún ofrecimiento real para resolver el conflicto.
Goedelman criticó que la representación del Ministerio de Salud no tenía poder para negociar. “Volvimos con las manos vacías”, lamentó.
La dirigente advirtió sobre la posible fuga de profesionales ante la falta de respuestas. El Garrahan podría perder personal calificado, y eso afectaría la atención de miles de niños y niñas.
Finalmente, cuestionó que quienes hoy gobiernan el hospital carecen de formación adecuada y ocupan cargos por su exposición en redes sociales, no por mérito profesional. Esta situación profundiza la crisis y la desconfianza en la gestión actual.