A cambio de U$S 20.000 millones, el gobierno de Javier Milei firmó con el Fondo Monetario una serie de reformas estructurales que incluyen recortes jubilatorios, eliminación de subsidios, cambios en el esquema fiscal y reducción del gasto a niveles previos a 2005. El ajuste se profundiza.

El ajuste no se detiene. Javier Milei selló con el Fondo Monetario Internacional un nuevo acuerdo por 20.000 millones de dólares que trae consigo una batería de reformas estructurales que impactarán de lleno en la vida de millones de argentinos. A cambio de dólares, la Casa Rosada se comprometió a avanzar en una reforma jubilatoria, eliminar subsidios a las tarifas de servicios públicos, rediseñar el sistema fiscal y recortar el gasto público a niveles anteriores a 2005, cuando Argentina recién salía de la crisis de la convertibilidad. Sin embargo, el FMI reconoció que la nueva deuda contraída por Argentina es prácticamente impagable.
Las reformas
El FMI fue claro: las jubilaciones, las tarifas y el esquema impositivo deben modificarse para garantizar superávit fiscal. El Staff Report difundido por el organismo remarca que el Gobierno deberá presentar antes de fin de año las propuestas para estas reformas, que comenzarán a implementarse en 2026. Pero algunas medidas ya están en marcha.
En materia previsional, Milei ya modificó por decreto la fórmula de movilidad, pero el Fondo exige más: una reforma integral para “optimizar” el sistema, armonizar aportes y beneficios, y reducir el gasto previsional. El objetivo final es mejorar la “sostenibilidad fiscal”, lo que en la práctica implicará nuevos recortes, suba de edad jubilatoria y más restricciones para acceder a una prestación digna.
El ajuste también golpeará en las tarifas. El FMI pidió eliminar el actual esquema de segmentación para la energía y reemplazarlo por un único subsidio para sectores de bajos ingresos. A partir de noviembre, el Gobierno deberá presentar ese nuevo sistema.
Por otra parte, la ofensiva fiscal incluye la eliminación de lo que el Fondo denomina “impuestos distorsivos”, como los derechos de exportación y el impuesto a los ingresos brutos provinciales.
El golpe final será sobre el gasto público. El acuerdo establece que el Estado nacional deberá reducir su gasto en relación al PBI a niveles previos a 2005, cuando el país recién salía de la peor crisis social y económica de su historia.
El documento del Fondo celebra que Argentina logró el primer superávit fiscal en dos décadas, pero advierte que para sostenerlo se necesita profundizar el ajuste sobre jubilaciones, salarios, subsidios y recursos provinciales.
El sincericidio del FMI
En las últimas horas trascendió que Ceyla Pazarbasiogluel, la directora del Departamento de Estrategia, Políticas y Evaluación (SPR) del FMI, se excusó de firmar la autorización del nuevo crédito. En su lugar intervinieron dos funcionarios menores para habilitar el préstamo, lo que da cuenta que parte del Fondo no está de acuerdo con el nuevo préstamo a Argentina.
Esto se plasma directamente en el documento del organismo: “Se proyecta que el crédito máximo del Fondo a Argentina, suponiendo que los desembolsos se realicen según lo programado, alcance en 2026 el equivale al 1.352 % de la cuota. Esta sería la mayor exposición del Fondo en términos absolutos en la historia”.