Noviembre abre su portal con un aire de profundidad y misterio. Es un mes que parece respirar debajo del agua, con las corrientes escorpianas arrastrando lo viejo hacia el fondo, para dejar espacio a lo que aún no tiene forma.
Será un mes de ajustar las cuentas terrenales y espirituales, en todos los sentidos de la vida. Sentiremos el impacto de Urano, dándonos golpes y choques de realidad. Mientras, el Sol avanza por Escorpio hasta el 22, acompañado por una Luna que pronto revelará su poder en la plenitud del 5 de noviembre, con la Luna Llena en Tauro. Esa lunación es un espejo de carne y tierra: todo lo que negamos en el cuerpo, todo lo que intentamos controlar desde la mente, se expresa ahora con una claridad visceral. Es tiempo de soltar los hábitos de resistencia y aprender el lenguaje del placer, de la sencillez, del contacto con lo real. Incluso de hacer balance entre lo que tengo, me falta y sobra y tomar acción radical.
Venus entra en Escorpio el 6 de noviembre, y su paso por este signo transforma la manera en que amamos. Los vínculos se vuelven espejos de la sombra trayendo temas, celos, miedos, deseos que no sabíamos que teníamos. Venus dialoga con Júpiter y Saturno hacia fin de mes en una danza de trinos que suaviza la intensidad y convierte el dolor en comprensión y liberación. Pero antes, su cuadratura con Júpiter (2/11) y su oposición a Plutón (8/11) exponen lo que está desbalanceado tanto en relaciones que piden honestidad, vínculos que ya no resisten el disfraz. Como también en las cuentas y las finanzas, lo económico busca solidez que no en encuentro, ello puede llevar a ver verdades ocultas. Nada superficial sobrevive en el territorio venusino de noviembre.
Mientras tanto, Marte entra en Sagitario el 4 de noviembre, encendiendo una chispa de fuego en medio de tanta profundidad emocional. Después de semanas en Escorpio, donde la acción era estratégica, contenida y visceral, Marte en Sagitario libera energía y quiere movimiento, quiere verdad, quiere horizonte. Pero este impulso de expansión no es ciego; antes de alzar vuelo, el guerrero debe haber hecho su duelo. Marte hace aspecto a Neptuno, Urano y Plutón manifestando una secuencia que habla de inspiración, ruptura y renacimiento. En lo social, pueden sentirse tensiones ideológicas, luchas por la “verdad”, exceso de fanatismo. En lo personal, se nos pide actuar desde una convicción más sabia, no desde la necesidad de tener razón.
En el centro del mes, Mercurio, que inicia directo, pero retrograda el 9 y vuelve directo el 29, se convierte en el verdadero narrador de noviembre. Transita Sagitario, pero retrocede hacia Escorpio el 19, obligándonos a revisar promesas, discursos, planes. Es el mensajero que baja al inframundo donde busca algo que no se ha dicho, una verdad que aún requiere silencio antes de ser expresada. Entre el 12 y el 25 de noviembre, Mercurio toca a Marte, Plutón, Urano, Neptuno, Saturno, Júpiter y Venus trayendo un peregrinaje de pensamiento a través de todas las fuerzas y energías del universo. En lo cotidiano, esto puede sentirse como confusión, cambios de idea, mensajes que se pierden o se malinterpretan. Pero a nivel simbólico, es una purificación mental: la mente se regenera, aprende a escuchar al instinto y a la intuición. Escribir, meditar, revisar creencias, reconectar con el silencio son actos de magia durante este tránsito.
El 20 de noviembre llega la Luna Nueva en Escorpio, la semilla del renacimiento. Allí se cierra definitivamente el proceso de purificación que comenzó con el eclipse de octubre. Es un portal de transformación emocional, un llamado a soltar las máscaras de control y abrirse al poder interior. Sembramos nuevas intenciones desde el deseo más auténtico, no desde la necesidad de poseer.
El Sol, al entrar en Sagitario el 22 de noviembre, ilumina el nuevo camino. Luego del descenso escorpiano, llega la claridad de sentido donde comprendemos por qué tuvimos que atravesar la oscuridad. El Sol forma trígonos con Saturno, Neptuno y Júpiter, recordándonos que el fuego verdadero no es euforia, sino sabiduría; que la fe no es huida, sino una forma de asumir la realidad desde el alma.
Saturno, que estuvo retrógrado todo el año en Piscis, se pone directo el 28 de noviembre, marcando un punto clave. Es como si el tiempo volviera a moverse después de meses de introspección. Las lecciones aprendidas en lo invisible ahora buscan materializarse. Hay que ordenar lo sentido, poner límites sanos, estructurar los sueños.
Urano, también retrógrado, retrocede de Géminis a Tauro el 8 de noviembre, recordándonos que la revolución no siempre es cambio externo: a veces es aprender a habitar el cuerpo con otra conciencia. Su sextil con Neptuno (20/11) abre un canal entre lo ideal y lo tangible; una oportunidad de crear nuevas formas de vida más sostenibles, más alineadas con lo que somos.
El cierre del mes es un cruce de umbral con Venus, entrando en Sagitario el 30 de noviembre, acompañando al Sol y Marte. Después de bucear en lo profundo, el amor necesita aire, expansión, viaje. Los vínculos se alivianan, la energía se vuelve más luminosa y optimista, aunque todavía resuena el eco de lo transformado.
Noviembre 2025 es un mes bisagra, un portal entre la muerte simbólica y el renacer de sentido. Todo lo que muere este mes no es pérdida: es el precio de la autenticidad. El cielo susurra: “quien se atreve a mirar su sombra, encuentra su propia luz.”
