El Fondo Monetario Internacional revisó a la baja todas sus proyecciones para Argentina en 2025, al anticipar más inflación, menor crecimiento, aumento del desempleo y un mayor déficit externo.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó este martes su nuevo informe de Perspectivas Económicas Mundiales (World Economic Outlook) y empeoró todas las previsiones para la economía argentina en 2025. Según el organismo, el país enfrentará un panorama más complejo que el estimado meses atrás, con menor crecimiento, más inflación, aumento del desempleo y un déficit externo mayor al previsto.
El reporte, que el Fondo actualiza trimestralmente, refleja un deterioro generalizado en los principales indicadores de Argentina y da cuenta de los efectos de la crisis que atraviesa el gobierno de Javier Milei durante el último trimestre.
Crecimiento más débil y perspectivas ajustadas
El FMI proyecta ahora que el Producto Bruto Interno (PBI) argentino crecerá un 4,5% en 2025 y un 4% en 2026, lo que implica una corrección a la baja respecto del informe anterior, publicado en julio. En ese momento, el organismo esperaba un incremento del 5,5% para 2025 y del 4,5% para el año siguiente. En apenas tres meses, el Fondo redujo un punto porcentual su previsión de crecimiento, reflejando la desaceleración económica que también estiman las consultoras privadas.
El nuevo pronóstico es consistente con el freno en la actividad observado desde mediados de año, producto de la caída del consumo, la retracción de la inversión y la pérdida de poder adquisitivo. La recuperación esperada para 2025 se apoya, más que en un impulso real, en el “efecto arrastre” estadístico generado por la fuerte contracción de 2024.
Inflación en alza y tensiones cambiarias
Otro de los puntos críticos del informe es la inflación. El Fondo espera que los precios en Argentina aumenten 28% en 2025, un salto de ocho puntos respecto de la estimación de abril, cuando preveía una inflación del 20%. El ajuste refleja la persistencia de la inercia inflacionaria y las dificultades del gobierno para estabilizar el tipo de cambio sin afectar la actividad económica.
El escenario también incluye un deterioro en el balance de la cuenta corriente. En abril, el FMI proyectaba un déficit externo equivalente al 0,4% del PBI para 2025. En su nuevo cálculo, esa cifra trepa al 1,2%, triplicando la previsión anterior. La corrección responde a un posible atraso cambiario y a un aumento de las importaciones frente a un estancamiento de las exportaciones, lo que dejaría a la economía con menos dólares disponibles.
Más desempleo y menor dinamismo
El organismo internacional también ajustó sus expectativas en materia laboral. Según el informe, la tasa de desempleo alcanzará el 7,5% en 2025 y bajará al 6,6% en 2026. En su proyección anterior, el FMI calculaba que el desempleo sería del 6,3% y 6%, respectivamente. La diferencia refleja un mercado de trabajo debilitado por la caída del consumo interno y la menor demanda en sectores industriales y de servicios.
Estas nuevas cifras son consistentes con el escenario que delinean los analistas locales. El último Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) del Banco Central anticipa una contracción del 0,6% del PBI entre julio y septiembre, lo que deja a la economía al borde de una recesión técnica.
Una crisis que golpea al modelo oficial
El empeoramiento de las proyecciones llega en medio de un trimestre atravesado por tensiones políticas, sociales y económicas. El gobierno de Milei enfrenta una caída en los indicadores de actividad y consumo, con un impacto directo en el empleo y en la percepción social de la gestión.
De acuerdo con las consultoras privadas, la desaceleración del PBI durante el tercer trimestre, sumada a la leve baja del segundo, deja a la economía en una situación crítica. Si el país no entra formalmente en recesión, será solo por una cuestión de calendario estadístico y no por una verdadera mejora de los indicadores.
El informe del Fondo confirma lo que ya advierten los economistas locales: el crecimiento esperado para 2025 no será resultado de una reactivación genuina, sino de la comparación con un 2024 marcado por el derrumbe del primer semestre.
Un panorama desafiante
Con una inflación que sigue por encima de las metas oficiales, un desempleo en alza y una brecha externa creciente, Argentina enfrenta un panorama incierto para los próximos meses. El propio FMI advierte que el cumplimiento de las metas fiscales y monetarias será clave para sostener la estabilidad, aunque reconoce que el ajuste prolongado puede profundizar la recesión y las tensiones sociales.
En ese marco, el gobierno de Javier Milei inicia el tramo final del año con un desafío doble: intentar contener la crisis económica interna y recuperar la confianza de los mercados, mientras el Fondo Monetario reevalúa un programa que, hasta ahora, no logra los resultados prometidos.
