El respaldo internacional anunciado por Scott Bessent choca con la realidad local: el dólar sigue en ascenso, los bonos se desploman y la volatilidad financiera aumenta, dejando a inversores y ciudadanos en alerta sobre el futuro económico de Argentina.

Un simple tuit del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, volvió a encender las alarmas sobre la economía argentina. El funcionario de la administración de Donald Trump afirmó su apoyo a la estabilización del país, pero en los hechos los mercados reflejan una realidad más preocupante. La brecha entre los discursos internacionales y la situación local se vuelve cada vez más evidente.
El dólar minorista en el Banco Nación cerró en $1455, tras un pico de $1465, ubicándose muy por encima del cierre de ayer ($1430). La suba del 1,7% encierra más que un simple movimiento financiero: es un signo de incertidumbre y desconfianza que atraviesa a inversores y ahorristas por igual. Mientras tanto, los dólares financieros tampoco dan respiro. El MEP trepa a $1484,38 (+0,7%) y el Contado con Liquidación (CCL) alcanza los $1500,37 (+0,6%), cifras que reflejan la presión sobre el peso y el temor a una devaluación sostenida.
Los bonos soberanos muestran un panorama igualmente sombrío, con caídas generalizadas; el AL29D retrocede 1,5%. La Bolsa porteña se mantiene verde, con un Merval que sube 1,3%, pero las subas se concentran en pocas empresas como Aluar (+4,34%), Ternium (+2,70%) y Edenor (+2,66%), mientras que Banco de Valores registra un retroceso de 0,56%.
En Wall Street, los ADR argentinos reflejan un comportamiento mixto: Edenor, Globant y BBVA avanzan entre 0,8% y 2,3%, mientras que Loma Negra, Mercado Libre y Grupo Financiero Galicia caen hasta 0,8%.
El tuit de Scott Bessent plantea un mensaje de apoyo, pero los números muestran una economía al límite: dólar en alza, bonos en baja y mercados divididos, un cóctel que aumenta la preocupación por la estabilidad financiera del país. La Argentina parece transitar entre la esperanza internacional y la tensión local, mientras los ciudadanos y los inversores buscan señales claras en un contexto cada vez más volátil.