El Banco Central vendió 432 millones de dólares en dos días para sostener la banda cambiaria. Luis Caputo responsabilizó a la oposición por la presión sobre el dólar y aseguró que la economía “nunca estuvo tan sólida”.

El dólar oficial volvió a tensionar la economía argentina al operar en niveles récord, en torno a $1.474,50, prácticamente en el límite superior de la banda cambiaria. Para sostener la cotización, el Banco Central quemó 432 millones de dólares en apenas dos jornadas, un drenaje de reservas que preocupa a los mercados y deja al descubierto la fragilidad del esquema implementado por el Ejecutivo.
El jueves, la autoridad monetaria se vio obligada a vender u$s379 millones, mientras que el día anterior había inyectado otros u$s53 millones. A pesar de esa intervención, el ministro de Economía, Luis Caputo, aseguró que no habrá cambios en la política cambiaria y que el programa se mantiene firme.
“Vamos a vender hasta el último dólar en el techo de la banda”, afirmó Caputo en el canal oficialista Carajo. Sin autocrítica, responsabilizó a la oposición de lo que definió como “un ataque político fenomenal” y sostuvo que el Banco Central “está muy bien capitalizado” y con “suficientes dólares para todos”.
El discurso oficial intenta transmitir tranquilidad, pero contrasta con las dudas que persisten sobre la capacidad del Gobierno de afrontar los próximos compromisos financieros. El propio Caputo reconoció que hace meses trabajan para garantizar los pagos de enero y que ahora buscan cubrir también los de julio, aunque admitió que el esquema aún no está cerrado.
Las declaraciones del ministro se inscriben en la misma línea argumental que sostiene el presidente Javier Milei, quien atribuye la inestabilidad al accionar de la oposición. Sin embargo, en 2018 el propio Milei criticaba duramente a Mauricio Macri por justificar de esa manera el aumento del riesgo país, al señalar que el verdadero problema era el endeudamiento explosivo y la mala gestión.
En un intento por calmar a los mercados, Caputo sentenció: “Si no defaulteamos en 2023, cuando había solo dos escarbadientes, menos lo vamos a hacer ahora”. Pese a sus palabras, la presión sobre el dólar y la pérdida de reservas refuerzan la preocupación por la sostenibilidad del plan económico.