
El Decreto 825/2025, publicado en el Boletín Oficial, terminó por rearmar el mapa administrativo: el Renaper y el área de Deportes regresan al Ministerio del Interior, ahora bajo el mando de Diego Santilli, mientras que Turismo y Ambiente, a cargo de Daniel Scioli, pasan a la órbita directa de la Jefatura de Gabinete, conducida por Manuel Adorni.
El movimiento implica una marcha atrás respecto del decreto firmado apenas días antes, que había vaciado al Ministerio del Interior de áreas claves en la gestión territorial. En la Casa Rosada, algunos hablaron con prudencia de un “error administrativo”. Otros, más directos, admitieron que la reasignación inicial había sido vista como un intento de acotar el poder político del flamante ministro antes de su jura. La corrección del organigrama terminó confirmando que Santilli tendrá un rol de peso en la articulación federal y en el vínculo con los gobernadores.
Con esta nueva estructura, Santilli queda al frente de un conjunto amplio de competencias: Renaper, Deportes, feriados nacionales, actos patrióticos, política electoral, Archivo General de la Nación, relación con provincias y gestión de áreas y fronteras. El área de Deportes —conducida por Diógenes de Urquiza, que seguirá en funciones al menos hasta febrero— se convierte en una herramienta de negociación con los mandatarios provinciales, una señal explícita de la Casa Rosada sobre el rol que esperan que juegue el exdiputado del PRO en la etapa que viene.
Mientras tanto, la Dirección de Migraciones es la única dependencia que permanece en el Ministerio de Seguridad de Patricia Bullrich, alineada con la estrategia oficial de crear una Policía de Frontera y acelerar los procesos migratorios. En contraste, el Renaper —cuestionado por haber sido trasladado a Seguridad en la primera versión del decreto— vuelve a su ámbito natural: el esquema civil del Interior.
El caso de Scioli tuvo un capítulo particular. Tras la salida de Guillermo Francos, su futuro quedó bajo análisis, pero finalmente el Gobierno decidió proteger su área y trasladarla completa a la Jefatura de Gabinete. Allí, aseguran que la maniobra responde a la necesidad de darle “estabilidad política” y evitar cambios intempestivos en dos sectores sensibles: Turismo y Ambiente. Para algunos analistas, el movimiento también despeja el camino para que Santilli concentre su agenda en la construcción territorial sin interferencias.
Así, entre rectificaciones, tensiones y reacomodamientos, el Gobierno deja ver una dinámica interna marcada por roles en disputa, peso político en redefinición y una estrategia que busca equilibrar la gestión con el tablero federal. El nuevo esquema ministerial es, en los hechos, una foto clara del orden de prioridades en la Casa Rosada y de quiénes serán los actores con más incidencia en la etapa que viene.